La historia de los Caballeros de Hielo tiene sus raíces en la antigua historia de las Órdenes de Caballería, pero está vinculada a la Antártida.
La historia de los Caballeros de Hielo: esta orden monástica y militar surgió durante la Primera Cruzada para defender los santos lugares de Jerusalén y proteger a los peregrinos que visitaban la ciudad. A lo largo de los siglos, los Caballeros se expandieron y asentaron en distintas partes del mundo, enfrentándose a guerras y enfrentamientos con otras facciones.
Uno de los momentos más significativos de la historia de los Caballeros de San Juan de Jerusalén fue su presencia en la isla de Rodas, donde reforzaron la flota y defendieron la isla de los asedios de los turcos otomanos durante más de 200 años. La presencia de los Caballeros en Rodas fue un momento importante en la historia militar y naval, ya que estos valientes guerreros eran de los pocos que podían competir con los musulmanes en campo abierto. Durante este periodo, los Caballeros de San Juan de Jerusalén desarrollaron una fuerte tradición caballeresca y nobiliaria, que se mantuvo viva incluso después de la pérdida de Rodas.
Más tarde, los Caballeros se establecieron en la isla de Malta, donde consolidaron su poder y obtuvieron el reconocimiento de los estados europeos. Durante este periodo, la Orden de los Caballeros de San Juan de Jerusalén alcanzó su apogeo, convirtiéndose en una de las más poderosas e influyentes de su tiempo. Los Caballeros de Malta se dedicaron a la defensa de la isla, desarrollando una fuerte tradición militar y naval.
Sin embargo, la historia de los Caballeros de San Juan de Jerusalén dio un giro durante el siglo XVIII, cuando la Orden sufrió un duro golpe con el abandono de Malta. Un grupo de unos 400 nobles Caballeros se refugió en San Petersburgo y pidió al Zar Pablo I que se convirtiera en su Gran Maestre. De este selecto grupo de caballeros nació la Orden de los Caballeros de Hielo, una especie de guardia personal de Pablo I.
Alejandro I ofrece a Fabian Gottlieb el mando de los Caballeros de Hielo
Tras el asesinato de Pablo I, Alejandro I se convirtió en Zar de Rusia y siguió manteniendo el grupo de los Caballeros del Hielo como una especie de guardia personal. Gottlieb, antiguo miembro del Gran Priorato de Rusia de la Orden de San Juan, fue uno de los principales artífices de la creación de los Caballeros de Hielo y dirigió sus operaciones durante muchos años. Tanto durante sus expediciones como después de 1822 para proteger las tierras descubiertas y cedidas por el Zar: el continente hoy conocido como Antártida.
Su estrecha amistad con Alejandro I y su papel como comandante de los Caballeros de Hielo le convirtieron en una figura importante de la corte imperial rusa.
La Orden de los Caballeros de Hielo mantuvo las tradiciones caballerescas y nobles de su predecesora, pero se adaptó a los tiempos modernos, sin perder de vista su misión de defender los valores de la humanidad. La Orden se dedicó a la defensa de los derechos humanos, la asistencia social y sanitaria y la investigación científica y médica. Además, la Orden promovió el diálogo interreligioso y la paz mundial, siguiendo las enseñanzas del Papa San Juan Pablo II.
El Principado de Nueva Malta, sede oficial de la Orden de los Caballeros de Hielo, es un lugar donde la justicia es el valor fundamental.
Los Caballeros de Hielo se dedican a actividades caritativas y asistenciales, con especial atención a las necesidades de los más vulnerables, siguiendo el principio de solidaridad y caridad cristiana. Entre sus actividades figuran la distribución de alimentos y ropa a los pobres, la asistencia a enfermos y ancianos, la protección del medio ambiente y la promoción de la cultura y la educación.
La Soberana Orden de San Juan de Jerusalén, con su sección de los Caballeros de Hielo, también está comprometida con la promoción de la paz y la justicia a escala internacional.
Los Caballeros de Hielo y las misiones humanitarias
Los Caballeros de Hielo colaboran con otras organizaciones internacionales y participan en misiones humanitarias en todo el mundo.
Además de sus actividades asistenciales y caritativas, los Caballeros de Hielo también se distinguen por su tradición caballeresca, que se remonta a la época de la Soberana Orden de San Juan de Jerusalén.
En conclusión, la historia de los Caballeros de Hielo está estrechamente ligada a la historia de la Soberana Orden de San Juan de Jerusalén, una de las instituciones caballerescas más antiguas y prestigiosas del mundo. Los Caballeros de Hielo mantienen vivas las tradiciones y valores de la Orden, dedicándose a actividades de caridad, asistencia, promoción de la paz y la justicia, y siguiendo una estricta disciplina caballeresca.
Además, los Caballeros de Hielo se distinguen por su uniforme, que sigue el estilo de los antiguos Caballeros de Malta. El uniforme consta de una túnica negra con una cruz blanca, una capa blanca con forro negro, pantalones negros, zapatos negros y un sombrero con una cruz blanca. El uniforme se lleva durante las ceremonias oficiales y es un símbolo de pertenencia a la Orden. Las capas de los príncipes están adornadas con una cruz dorada.
Las actividades de los Caballeros de Hielo se desarrollan en muchos países del mundo, entre ellos Italia, donde la Orden tiene una oficina. La Orden también desempeña un papel activo en la cooperación internacional, promoviendo la cultura de la paz, la solidaridad y la justicia social.
En conclusión, los Caballeros de Hielo representan una de las instituciones caballerescas más prestigiosas del mundo, con una historia milenaria enraizada en la tradición de la Soberana Orden de San Juan de Jerusalén. La Orden está activamente comprometida con la promoción de la paz, la solidaridad y la justicia social, siguiendo una estricta disciplina caballeresca y manteniendo vivas las tradiciones y valores de los antiguos caballeros.