El ecosistema de la Antártida sufre una invasión de plantas que amenaza con transformar el ambiente de ese continente. Así lo demostró un grupo de científicos de la universidad italiana de Insubria. Estos investigadores analizaron durante meses la expansión de dos especies autóctonas de plantas que han crecido hasta cinco veces más en el último lustro que lo hecho en 50 años.
Las especies son la Deschampsia antarctica y Colobanthus quitensis. Ambas han crecido notablemente en la isla de Signy, en el archipiélago de las Orcadas del Sur. Los expertos creen que el cambio en la vegetación de la Antártida se debe al aumento de la temperatura del aire. Además, otra posible causa es el descenso del número de focas en la isla. Estos animales pisan las plantas y, con esto, complejizan su floración. Ahora hay menos focas, porque tienen menos alimento disponible. Por tanto, las plantas tienen más opciones de crecer y desarrollarse.
De acuerdo con el criterio de los expertos, en el próximo medio siglo, el calentamiento global incidirá más sobre la Antártida. Esto provocaría un aumento de los espacios libres de hielo. A partir de ahí podrían crecer más plantas. Esa no es una buena noticia del todo, porque alterará el ecosistema antártico.
Plantas de la Antártida podrían desaparecer
La floración de las plantas traerá como consecuencia una modificación en la acidez del suelo. Al alterarse su composición química, aumentará el crecimiento de líquenes. Además, esta floración incidirá en los hongos y bacterias del continente. Esos cambios, combinados con la desaparición paulatina de la capa de hielo en el subsuelo, traerán consecuencias dañinas para los animales terrestres que viven en el continente.
Los expertos aclararon que las plantas de la Antártida están adaptadas para realizar la fotosíntesis en situaciones complicadas, entre ellas, temperaturas inferiores a cero grados Celsius, en medio de la nieve. No obstante, los cambios en el ecosistema provocarían que plantas no autóctonas comenzaran a crecer en el continente. Ante eso, las autóctonas podrían desaparecer, al no tener capacidad para competir contra las especies colonizadoras.
“En 2030, el clima de la Tierra podría parecerse al que experimentó el planeta en períodos más cálidos, como los registrados a mediados del mioceno”, reconocieron los científicos italianos. Este calentamiento beneficiaría a especies terrestres; pero también provocará una pérdida de biodiversidad que terminará afectando al frágil ecosistema del continente.