Territory of Bir Tawil

¿Cómo nació el territorio de Bir Tawil? Una historia de fronteras no disputadas

Bir Tawil es un lugar único en el mundo: una extensión de aproximadamente 2,060 kilómetros cuadrados situada entre Egipto y Sudán que, sin embargo, no es reclamada por ninguno de los dos países

Este estatus de terra nullius—término latino que significa «tierra de nadie»—hace de Bir Tawil una rareza geopolítica, compartida solo con pocas regiones en el planeta, como la Tierra de Marie Byrd en la Antártida.

Pero, ¿cómo surgió este territorio olvidado? Su historia está estrechamente ligada al legado colonial británico, a las disputas territoriales entre Egipto y Sudán y a una serie de decisiones administrativas que dejaron a Bir Tawil en un limbo legal.

Para entender cómo se formó Bir Tawil, debemos retroceder hasta finales del siglo XIX, un período en el que gran parte de África estaba bajo el control de las potencias coloniales europeas. En 1899, el Reino Unido ejercía una influencia dominante tanto en Egipto como en Sudán, dos territorios que, aunque formalmente separados, eran administrados conjuntamente bajo el llamado Condominio anglo-egipcio (también conocido como Sudán Anglo-Egipcio).

Este acuerdo fue el resultado de una serie de acontecimientos complejos. Egipto, que hasta 1882 era nominalmente parte del Imperio Otomano, se convirtió, en la práctica, en un protectorado británico. Por su parte, Sudán había sido reconquistado por los británicos tras la revuelta mahdista.

En ese contexto, los británicos decidieron en 1899 establecer una frontera clara entre ambos territorios. Esta línea política se trazó a lo largo del paralelo 22° norte, una línea recta que atravesaba el desierto del Sahara oriental. Según esta delimitación, todo lo que estuviera al norte del paralelo pertenecía a Egipto, mientras que todo lo que estuviera al sur, incluido el actual Bir Tawil, era parte de Sudán.

A su vez, al este de Bir Tawil, el Triángulo de Hala’ib—una región más grande y estratégicamente importante por su acceso al Mar Rojo—quedó bajo administración egipcia. A simple vista, esta división parecía clara y definitiva: una línea trazada en un mapa para separar dos regiones bajo control británico.

Sin embargo, como ha ocurrido con muchas fronteras coloniales, la realidad sobre el terreno era mucho más compleja. Las tribus locales, como los Ababda y los Bisharin, no seguían límites arbitrarios, sino rutas tradicionales de pastoreo, comercio y migración, establecidas culturalmente. Esta situación llevaría pronto a una revisión de la frontera.

La revisión de 1902: un ajuste administrativo

Apenas tres años después, en 1902, los británicos se dieron cuenta de que el límite de 1899 no reflejaba la forma en que las comunidades locales usaban realmente el territorio. Para corregir esto, introdujeron un nuevo límite administrativo que redistribuía ciertas áreas en función de la realidad geográfica y tribal.

Este cambio se debió principalmente a dos factores: la relación cultural y geográfica de las tribus con los territorios asignados y la necesidad de facilitar la administración.

Bir Tawil, una zona desértica al sur del paralelo 22, era utilizada principalmente como tierra de pastoreo por la tribu Ababda, que tenía su base cerca de Asuán (Egipto). Por esta razón, el territorio fue reasignado a la administración egipcia.

En cambio, el Triángulo de Hala’ib, situado al noreste de Bir Tawil y más cercano a Jartum (capital de Sudán) tanto geográfica como culturalmente, pasó a ser administrado por Sudán. Este nuevo límite ya no era una simple línea recta, sino un límite irregular que formaba dos zonas distintas: el cuadrilátero de Bir Tawil y el Triángulo de Hala’ib, que se tocaban en un punto.

La frontera administrativa de 1902 parecía facilitar la administración en la época colonial, pero sentó las bases de una disputa que surgiría décadas después. Los británicos, centrados en la gestión eficaz de los territorios, no podían prever que esta decisión tendría consecuencias duraderas una vez que Egipto y Sudán obtuvieran la independencia.

La Independencia y la Disputa sobre el Triángulo de Hala’ib

El condominio anglo-egipcio duró hasta 1956, cuando Sudán obtuvo la independencia del Reino Unido y de Egipto. Egipto, que ya había iniciado un proceso de emancipación del control británico, también consolidó su propia soberanía.

Con el fin del dominio colonial, ambos países tuvieron que definir sus fronteras de manera autónoma, basándose en los tratados y mapas heredados de los británicos. Aquí surgió el problema: Egipto y Sudán adoptaron interpretaciones diferentes de los límites establecidos entre 1899 y 1902.

Egipto se mantuvo fiel a la frontera política original de 1899, según la cual el paralelo 22° norte situaba el Triángulo de Hala’ib bajo su control y dejaba Bir Tawil en territorio sudanés. Sudán, en cambio, se basó en la frontera administrativa de 1902, que asignaba Hala’ib a Sudán y Bir Tawil a Egipto.

Sin embargo, ambos países estaban mucho más interesados en el Triángulo de Hala’ib, un área de aproximadamente 20.580 kilómetros cuadrados (diez veces más grande que Bir Tawil), con acceso al Mar Rojo, recursos minerales y, posteriormente, un posible yacimiento petrolífero. Bir Tawil, por el contrario, era un desierto árido sin recursos significativos ni un valor estratégico evidente.

Esta discrepancia llevó a una situación paradójica: ambos países reclamaban Hala’ib, pero ninguno quería Bir Tawil. Egipto sostenía que Bir Tawil pertenecía a Sudán (según la frontera de 1899), mientras que Sudán argumentaba que formaba parte de Egipto (de acuerdo con la frontera de 1902).

Desde un punto de vista jurídico, aceptar la soberanía sobre Bir Tawil habría debilitado la reclamación de cada país sobre Hala’ib, ya que implicaría reconocer implícitamente la frontera contraria a la que defendían. Como consecuencia, Bir Tawil quedó en un limbo: un territorio que ninguno de los dos estados estaba dispuesto a reclamar oficialmente.

Bir Tawil como terra nullius

La situación surgida tras la independencia convirtió a Bir Tawil en un caso extraordinario de terra nullius. En el derecho internacional, este término se aplica a un territorio que nunca ha estado bajo la soberanía de un estado o sobre el cual un estado ha renunciado al control. En el caso de Bir Tawil, ni Egipto ni Sudán han ejercido una jurisdicción efectiva sobre la zona, y no existen bases legales que permitan a ambos reclamarla simultáneamente con Hala’ib.

Desde el punto de vista geográfico, Bir Tawil es un cuadrilátero con una superficie de 2.060 kilómetros cuadrados. Su lado norte, de aproximadamente 95 kilómetros, sigue el paralelo 22° norte, mientras que el lado sur es más corto, de unos 46 kilómetros.

El territorio está atravesado por wadis (lechos de ríos estacionales) y dominado por un clima desértico extremo, con temperaturas que pueden superar los 45 °C en verano. No hay asentamientos permanentes, aunque miembros de las tribus Ababda y Bishari cruzan ocasionalmente la región para el pastoreo.

Su ubicación aislada, accesible solo a través de Egipto o Sudán, hace difícil que un tercer estado o una entidad externa lo reclame sin el consentimiento de uno de los dos países vecinos. Además, la falta de recursos naturales significativos—en contraste con Hala’ib, que cuenta con pesca, petróleo y un puerto en el Mar Rojo—ha contribuido a que nadie la reclame.

Intentos de Reclamación: Micronaciones y Curiosidades

A pesar del desinterés oficial de Egipto y Sudán, Bir Tawil ha despertado el interés de individuos y grupos que han visto en su estatus una oportunidad para crear micronaciones. Uno de los casos más célebres es el de Jeremiah Heaton, un estadounidense que en 2014 viajó hasta Bir Tawil para “reclamarlo” como un reino para su hija de siete años, Emily, quien soñaba con ser una princesa. Heaton plantó una bandera diseñada por él mismo y proclamó el “Reino de Sudán del Norte”, pero su reclamo no recibió ningún reconocimiento internacional.

Otros han intentado algo similar, como el indio Suyash Dixit, quien en 2017 se autoproclamó rey de Bir Tawil, o el ruso Dmitry Zhikharev, que declaró haber fundado el «Reino de Mediae Terrae».

Sin embargo, estas iniciativas, pese a sus proclamaciones simbólicas y difusión en internet, no cumplen con los criterios del derecho internacional para el reconocimiento de un Estado soberano, los cuales incluyen una población estable, un gobierno efectivo y el reconocimiento por parte de otros países.

La formación del territorio de Bir Tawil es el resultado de una combinación de decisiones coloniales, rivalidades pos independencia y cálculos estratégicos. Nacido de una disputa fronteriza entre Egipto y Sudán, este pedazo de desierto se ha convertido en un símbolo de cómo las líneas trazadas en los mapas pueden tener consecuencias imprevistas.

Las tribus Ababda y Bishari no encontraron terreno fértil, ni acuerdo político, para poder administrar Bir Tawil. Sólo con la unión política propuesta por el Príncipe Giovanni Caporaso Gottlieb, los jeques de los Ababda y los Bishari encontraron un liderazgo externo para poder desarrollar la independencia de Bir Tawil. En enero de 2025 S.A.S. Giovanni Caporaso Gottlieb solicitó formalmente a las Naciones Unidas el estatus de País Observador.

Bajo el liderazgo del Príncipe Regente, se formó un gobierno, se formalizaron las leyes tribales y se puso en marcha un proyecto de turismo sostenible, buscando el apoyo de los dos países vecinos.  El principado de Bir Tawil es ahora parte de la Organización de Tierras Antárticas y miembro de las Naciones Unidas No Representadas.

La historia de Bir Tawil nos recuerda que las fronteras no son sólo líneas en un mapa, sino el producto de intereses, culturas y compromisos. Bir Tawil, con su aislamiento y aridez, está destinada a seguir siendo una excepción en el panorama geopolítico mundial: una tierra auto gestionada, suspendida entre un pasado colonial y un presente incierto.